
Todavía arrastramos creencias que han sido superadas por la ciencia pero que su aplicación como criterio de elección de nuestros alimentos genera desequilibrios; claramente el tema de las grasas sigue siendo uno de ellos.
La alimentación de la madre durante el embarazo, e incluso la de la madre y del padre desde las etapas previas a la concepción, tienen una gran influencia en el crecimiento y el desarrollo del bebé.
Una dieta equilibrada, basada en alimentos frescos, vivos e integrales, es el mejor aliado para construir salud y bienestar incluso en el adulto en que se convertirá un bebé en gestación.
Todos los nutrientes aportados en forma equilibrada cumplen funciones especiales que nos ayudarán al éxito de este propósito y aunque es imposible que conozcamos todas las variables, si nos apegamos a la variedad de alimentos disponibles en su forma más natural posible y con criterios de moderación, difícilmente cometeremos errores que generen desequilibrios por carencias o por excesos.
Hay consenso que el consumo de grasas debe ser de alrededor del 30%; el embarazo no es el momento de hacer dietas adelgazantes sino están indicadas por necesidad o restringir el consumo de grasas, en todo caso conocer los parámetros generales para su elección saludable y llevarlos a la práctica.
Las reservas de grasas de la mamá serán de gran importancia para el desarrollo integral del feto, en especial de su sistema nervioso, durante la lactancia y para evitar la depresión postparto; veremos algunos consejos que son de mayor importancia.
Salvo que estén indicadas por necesidad y supervisadas adecuadamente, el embarazo no es un buen momento para hacer una de esas viejas dietas que reducen significativamente la cantidad de grasas; por el contrario, tenemos que hacer foco en su calidad, seleccionar las más saludables y consumirlas adecuadamente.
Ácidos grasos esenciales Omega 3 en foco
Hay lípidos esenciales cuyo consumo adecuado es muy importante durante el embarazo, en especial los Omega 3 como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA) de origen marino; además del consumo de pescado, es oportuno consultar con el profesional tratante si no amerita un suplemento de aceite de pescado o krill.
En el caso de las mamás veganas, deberán tener en cuenta alimentos ricos en ácido alfalinolénico (ALA) que tienen la capacidad de elongarse en EPA y DHA si la alimentación y el estilo de vida es saludable, no se toman fármacos y los alimentos son frescos e integrales aportando todos los micronutrientes cofactores necesarios para que la elongación ocurra eficazmente.
Algunos de estos alimentos ricos en ALA son lino, chía, nueces, avena y vegetales de hoja verde; además de ser fuente de Omega 3, también suman otros nutrientes valiosos, por lo que se recomiendan en todos los casos, sean veganas o no.
En el caso de las veganas que no hacen esta diferencia y solo están interesadas en evitar el sacrificio de los animales, optando por cantidades variadas de alimentos aptos para veganos pero refinados e industrializados, debo decirles con absoluta certeza que están ante una receta para el desastre; la elongación del ALA en EPA y DHA requiere eficiencia de procesos fisiológicos que demandan un veganismo limpio y rigurosamente naturista.
El resto de los lípidos necesarios durante esta etapa se obtendrán con facilidad de otras fuentes como los frutos secos, los cereales y las legumbres.
En cuanto a las carnes rojas y lácteos, pequeños aportes opcionales pueden brindar una diferencia positiva, en cambio el exceso de grasas saturadas crea escenarios de riesgo para la salud. Los huevos, especialmente si son de pastoreo, aportan lípidos y otros nutrientes valiosos y su consumo puede variar desde cero a cuatro o cinco a la semana dependiendo si se consumen otros alimentos de origen animal.
Un aliado valioso de la familia de los Omega 6
Un aporte suplementario de mucho interés durante el embarazo que es completamente inocuo y suma todo a favor es la espirulina; además de aportar muchos micronutrientes valiosos -en especial para los veganos-, es uno de los pocos alimentos ricos en ácido gammalinolénico (GLA), un ácido graso de la familia Omega 6 que tiene grandes beneficios hormonales y que las embarazadas pueden consumir a razón de tres gramos al día o más.
Un complemento más especializado en el aporte de GLA es el aceite de onagra o prímula cuyo consumo es muy recomendado entre médicos naturistas; a falta de una indicación individualizada, el consumo de tres a seis gramos diarios es una buena referencia.
El tema es amplio y con esto apenas rozamos lo que hay que saber, pero los consejos compartidos son habitualmente desatendidos en mayor medida y su aplicación brindará un significativo aporte que hará una diferencia.
Pablo de la Iglesia