En un artículo publicado en la revista Discovery Salud del mes de septiembre del 2020 y autoría de Francisco San Martín, se advierte sobre los riesgos de la vacunación contra la gripe en embarazadas.
En el mismo puede leerse que, según Cochrane Collaboration, el principal productor mundial de revisiones médicas basadas en la evidencia, la vacuna no las protege de la gripe y además se expone a graves riesgos al feto.
Un estudio publicado en 2012 en la revista Vaccine a cargo de un equipo encabezado por Lisa M.Christian con el título Respuestas inflamatorias a la vacuna contra el virus de la influenza trivalente entre mujeres embarazadas, concluyó que lo que la vacuna sí produce en la embarazada es un aumento de los marcadores inflamatorios que podrían estar relacionados con la preeclampsia y el parto prematuro; además aseveran que la inflamación puede afectar también al feto provocando en él diversas patologías.
Y agrega que en el 2018- un grupo del Consiglio Direttivo Fondazione Allineare Sanità e Salute de Milán (Italia) coordinado por el doctor Alberto Donzelli, publicó un trabajo titulado ¿Vacunas contra la influenza para todas las embarazadas? Se necesita mejor evidencia.
En él se dice que la vacunación en el primer trimestre de embarazo es “discutible y debatida” y debería pues hacerse en el segundo o tercero pero solo tras explicar detalladamente a la embarazada las incertidumbres que existen sobre sus potenciales daños.
En 2018 James G. Donahue publicaría por su parte en Vaccine un estudio financiado por los CDC estadounidenses titulado Asociación del aborto espontáneo con la recepción de la vacuna inactivada contra la influenza. Su conclusión es clara: en las mujeres que recibieron la vacuna contra la gripe con la cepa pandémica pH1N1 de 2009 que se vacunaron de nuevo en 2010 la probabilidad de sufrir un aborto espontáneo a los 28 días de esa segunda vacunación fue 7,7 veces mayor.
Analizados estos datos nos preguntamos: ¿no amerita al menos que los profesionales de la salud enfaticen en el consentimiento informado antes de recomendar livianamente la vacunación en las embarazadas? ¿No hay alternativas naturales y armoniosas para protegerse de la gripe con más eficacia? ¡Por supuesto! Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Pablo de la Iglesia
Bibliografía
Christian LM, Iams JD, Porter K, Glaser R. Inflammatory responses to trivalent influenza virus vaccine among pregnant women. Vaccine. 2011 Nov 8;29(48):8982-7. doi: 10.1016/j.vaccine.2011.09.039. Epub 2011 Sep 22. PMID: 21945263; PMCID: PMC3204610.
Donzelli A. Influenza Vaccinations for All Pregnant Women? Better Evidence Is Needed. Int J Environ Res Public Health. 2018 Sep 18;15(9):2034. doi: 10.3390/ijerph15092034. PMID: 30231471; PMCID: PMC6164291.
San Martín, Francisco. Piénselo dos veces antes que vacunarse contra la gripe. (2020 Sept. Discovery Salud.
Uno de los grandes aprendizajes sociales de esta experiencia es que, aquellos que desean aprender, están comprendiendo que el cuidado con estrategias naturales no solo es un valioso recurso para prevenir y aliviar el COVID-19, sino que también los mismos recursos y estrategias les serán útiles para prevenir todo tipo de infecciones, procesos inflamatorios, alteraciones inmunológicas y, lo que es más importante, crear bienestar.
Hipoxia silenciosa
Una de las características de las manifestaciones más graves del COVID-19 es que genera una hipoxia silenciosa, es decir que priva de oxígeno al paciente sin que la respiración se vea afectada, llegando a saturaciones del 70%.
Nuestra primera barrera de defensas es la práctica de ejercicios respiratorios frecuentes y cotidianos. Los tejidos bien oxigenados serán más resistentes a la colonización por parte de cualquier microorganismo, resistirán mejor en caso que ocurra y se recuperarán con más facilidad cuando sea necesario.
En este punto, a modo de prevención y tratamiento, el uso de dióxido de cloro es una alternativa de gran valor. Sobre este punto quisiera mencionar unas palabras del biólogo molecular Isidro Fuentes, quien en un reportaje reciente destacó sus potencialidades y resaltó que “al resolver tantas patologías va a simplificar todo y la propia gente podrá recuperarse de muchas afecciones”. El especialista destacó con qué simplicidad se formula la dosis que permite tanto el tratamiento como la profilaxis del COVID-19 y de tantas otras enfermedades; resaltó aquello que para muchos ya es obvio: existen muchos intereses económicos de por medio que impiden que se difunda la información.
También el ozono, ya sea saturando cuidadosamente la atmósfera siguiendo las instrucciones apropiadas para el uso de un ozonizador en el hogar, la oficina o la escuela, o como terapia médica.
No hay que olvidar ventilar bien nuestra casa y procurar evitar la formación de hongos que alteran la inmunidad; esta última, es una tarea en la que un buen ozonizador también será de utilidad.
A modo de orientación, comparto los siguientes recursos útiles:
Otro aspecto del desarrollo de la enfermedad cuando esta se agrava es que un número alto de pacientes sufren problemas de coagulación (por afectar a los endotelios) y una respuesta inmune exagerada (tormenta de citoquinas), escenarios que desembocan en embolias pulmonares, infartos, ictus, problemas hepáticos, de riñón, e incluso alteraciones en el sistema nervioso.
Aquí lo importante es incorporar sustancias naturales que favorezcan la correcta coagulación, ayuden a controlar los procesos inflamatorios y regulen la inmunidad.
No nos extenderemos aquí en las justificaciones teóricas que cada uno puede investigar si le interesa, sino que más bien apuntaremos a los aspectos prácticos. Entre los alimentos que nos resultan favorables para prevenir estos aspectos, destacamos ajo, cebolla, jengibre, cúrcuma y té verde.
A modo de prevención, podemos incorporar raciones normales de cada uno en nuestra alimentación diaria:
Uno o dos dientes de ajo crudo al día.
Una cebolla cruda al día, especialmente la morada.
Una cucharada de postre de jengibre al día.
Una cucharada de postre de cúrcuma al día.
Una o dos infusiones de té verde al día.
En el caso de padecer una infección, todas estas dosis pueden duplicarse sin riesgo, en especial si ya las veníamos consumiendo de antes. Así mismo, podemos recurrir a algunos complementos con estas sustancias, de tal forma de asegurarnos dosis estables y continuidad:
Los aceites Omega 3 de origen marino, en forma de suplementos, constituyen un recurso puntero para regular la inmunidad, evitar la inflamación y prevenir el exceso de coagulación.
Para que esto se exprese de formas graves que pongan en riesgo la vida debe haber ciertas condiciones de debilidad inmunológica, procesos inflamatorios previos y deterioro general que se expresa claramente en los conocidos grupos de riesgo: personas mayores, pacientes con comorbilidad, diabéticos, obesos, hipertensos…
Todos estos escenarios pueden ser abordados con estrategias naturales, entre las cuales la más importante es la alimentación. El primer paso es optar por la comida real suprimiendo todos los alimentos ultraprocesados.
Una alimentación basada en alimentos frescos, vivos e integrales, especialmente vegetales frescos y frutos oleaginosos frugalmente administrados, puede ser un gran paso para desintoxicarnos rápidamente.
En este sentido, los programas alimentarios que propongo en Detené la diabetes y Puesta a punto, son especialmente indicados para todo el mundo.
Estimular las defensas
Otros nutrientes fundamentales para estimular la inmunidad natural son magnesio, zinc, vitamina D, quercetina, reishi, equinácea, etc.
Algunos buenos complementos que satisfacen total o parcialmente estas necesidades son:
Es importante contar con el asesoramiento de un profesional de la salud; este material está destinado a informar para que cada uno pueda tomar mejores decisiones sobre su salud junto a los profesionales competentes.
Si lo prefieres, puedes leer la transcripción del vídeo y la descripción ampliada con productos de referencia:
En el año 2004, una publicación de Christa Fischer Walker y Robert E. Black, académicos de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, revisaron ensayos clínicos publicados y encontraron los siguientes resultados bien establecidos que comunicaron en un trabajo titulado Zinc y el riesgo de enfermedades infecciosas:
La suplementación con zinc tiene un efecto positivo en la incidencia de diarrea con una reducción del 18%.
La reducción de la pulmonía alcanza una reducción del 41% con el uso de suplementos.
La suplementación materna con zinc puede conducir a una disminución de las infecciones infantiles.
Dos estudios han demostrado que la suplementación con zinc reduce la mortalidad infantil en más del 50%.
Los autores de la revisión concluyeron que es necesario fomentar programas de ingesta de zinc para evitar deficiencias.
Entre mis súperalimentos preferidos para recargar zinc, insisto con:
Un suplemento de 15 a 50 mg en caso de afecciones inmunológicas, puede ser muy recomendable. Puede encontrar variedad de suplementos en cualquier almacén naturista o herboristería; a modo de referencia dejo los siguientes recomendados:
¿Me preguntan una y otra vez mi opinión sobre DIÓXIDO DE CLORO -conocido también como CDS- y si cura o no el COVID-19?
El dióxido de cloro es una sustancia que venimos utilizando de manera bastante intensa en naturopatía desde fines de los 90, aunque su uso se remonta más atrás en el tiempo; aunque para muchas personas es conocido desde hace poco y en sintonía con la pandemia de COVID-19.
Hay millones de experiencias acumuladas acerca de su inocuidad (lo que no niega algunas molestias en su consumo por la movilización de toxinas y muerte masiva de microorganismos: crisis curativas le llamamos los naturópatas).
Sus efectos reales
¿Si cura el COVID-19? Es un dato de menor importancia, en medicina natural dedicamos muy poco esfuerzo a combatir enfermedades y nos enfocamos en crear salud: oxigenar, depurar, nutrir, estimular.
Creamos condiciones para que este y muchos microorganismos no colonicen nuestros tejidos y, en tal sentido, el dióxido de cloro es una sustancia más que favorece este escenario. ¡Así de simple! Y funciona de maravillas.
Lo que está claro es que esta mirada alopática de «bala mágica» para las sustancias naturales funciona poco o nada, reduce sus potenciales reales. Por ejemplo, esta o cualquier otra sustancia, no actuará de la misma manera en quien come ultraprocesados que en alguien que además se preocupa por su salud alimentaria; para unos tendrá funcionalidad preventiva y para otros paliativa.
Podemos tomarlo para prevenir o aliviar el COVID-19 o cualquier enfermedad infecciosa -viral o bacteriana-, pero el dióxido de cloro irá mucho más lejos, favoreciendo la salud integral; gran diferencia con los fármacos que para ajustar una tuerca suelen romper una puerta. ¿Comprendes?
Y lo más importante, no necesitas estar enfermo para beneficiarte de sus propiedades; escenario similar al de la mayoría de las sustancias naturales como plantas, vitaminas, minerales esencias, etc.
¿Cómo funciona?
En primer lugar, elimina los microorganismos patógenos anaeróbicos como bacterias y hongos.
También impactan sobre los virus y las células cancerosas, que para proliferar necesitan un ambiente pobre en oxígeno; como bien es sabido, el dióxido de cloro aporta oxígeno a los tejidos.
Y lo más importante, es que actúa sin afectar a las células y tejidos sanos; si lo consumimos a las dosis suministradas, más allá de alguna molestia menor por crisis curativas, tampoco presenta efectos secundarios.
Es importante destacar que, más allá de la crisis del COVID-19, el CDS es un elemento para incorporar de manera permanente a nuestro botiquín de cuidados naturales; la razón por la cual es tan combatido por las organizaciones médicas y farmacéuticas, es porque su uso con fines preventivos o terapéuticos haría innecesario el consumo de muchos fármacos e intervenciones sanitarias.
El dióxido de cloro (ClO ) se obtiene mezclando clorito sódico (NaClO) diluido en agua al 28% con un ácido débil -como el ácido cítrico, el limón, el vinagre o el ácido clorhídrico- y al ingerirse -a las dosis adecuadas- elimina todo microorganismo anaeróbico patógeno -incluyendo bacterias, hongos y levaduras- y además virus y células cancerosas ya que solo viven en terreno ácido pobre en oxígeno. Y como una vez ingerido y cumplida su función se transforma en agua y sal su ingesta carece de efectos secundarios negativos.
¿Se trata de lejía?
Habitualmente se señala a quienes lo utilizan como consumidores de lejía o lavandina; veamos las fórmulas químicas:
Dióxido de cloro (ClO )
Hipoclorito sódico o lejía (NaOCl)
Tampoco es lo mismo que otras sustancias tóxicas si se ingieren:
Hidróxido de sodio o sosa cáustica (NaOH)
Clorato sódico (ClNaO )
Más allá de esto, el dióxido de cloro ha sido consumido por millones de personas durante varias décadas, sin haber provocado enfermedades y, mucho menos, alguna muerte; como contrapartida, cientos de miles de muertes son provocadas todos los años por la prescripción inadecuada de fármacos -concretamente la tercera causa de defunciones en Europa y EE UU.
No se trata de una moda
Por último, hoy es el producto de moda: un año son las dietas altas en gluten, un poco después son las dietas bajas o sin gluten, a veces el propóleo, el año pasado era el aceite de cannabis y ahora es el dióxido de cloro. Cada uno de ellos es un factor útil -menos las dietas altas en gluten que son una porquería-, pero la salud es una conjunción armónica de factores. ¿Se entiende la diferencia?
Lo que está claro es que lo único que no cura ni el COVID-19, ni la gripe, ni el sarampión, ni casi nada, es la medicina farmacológica. Lo cual no es tan grave porque estas enfermedades de tipo infeccioso se curan solas en las personas más o menos saludables; lo triste es que las intervenciones alopáticas basadas en fármacos tóxicos y vacunas, agravan la condición general, crean otras enfermedades y favorecen las defunciones innecesarias. ¡Y seguimos apostando por ello a pesar de la pesada evidencia!
¡Yo tomo dióxido de cloro! Con tantas otras cosas y en el marco de un estilo de vida saludable. Me da igual si cura o no cura el COVID-19; ese es un tema al que se dedican los especialistas como Andreas Kalcker en este caso y cuyo trabajo te recomiendo leer; el es el «guardián» de este conocimiento y si quieres saber más del tema puedes recurrir a la fuente.
Su libro La Salud Prohibida brinda valiosas soluciones para cuidar el bien más preciado que tenemos: nuestro bienestar integral; como su venta está sujeta a revisión en AMZN (censura), te voy a invitar a que lo descargues libremente desde aquí.
También ocurre que aquellos terapeutas y médicos que recién comienzan a andar el camino de la medicina natural, tienen un martillo y solamente tratan clavos, tienden a enamorarse de una o dos sustancias y jurarles fidelidad toda la vida; eso le ha pasado a muchos con el dióxido de cloro.
Sin dudas están varios pasos adelante que los médicos convencionales que no tienen nada, pero la medicina natural ofrece mucho más; y digamos que esto no le quita mérito alguno al CDS.
Para mi es suficiente saber que es útil, que suma beneficios para la salud y es prácticamente inocuo.
Además del dióxido de cloro, es importante considerar la buena alimentación, otras sustancias naturales como el propóleos, la equinácea, la cúrcuma, entre otros y, por supuesto, un estilo de vida que acompañe al bienestar.
Yo soy naturópata, me ocupo de dominar ampliamente todos los recursos que abundantemente nos dispensa la naturaleza y los administro según la disponibilidad y necesidad. Lo importante es que mi estilo de vida favorezca la salud y el bienestar en todos sus aspectos; no pierdo mi tiempo dándole centralidad a un bichito del montón.
Las únicas pandemias que encuentro peligrosas son las del miedo y la locura que nos rodean por todos lados. Y por supuesto, la de los agrotóxicos, la contaminación ambiental y los alimentos ultraprocesados; estas sí que nos matan como pajaritos unos tras otros.